Genny, la máquina para codificar

¿Qué mayor simbolismo puede haber cuando hablamos de la escritura, que la escritura del código genético, el instructivo de la vida?

¿Pero de qué hablamos realmente cuando hablamos de un código?

Se trata de un orden, de una alineación organizada de acuerdo a ciertos criterios. En este caso, conformado por un alfabeto de sólo 4 letras, A (Adenina), C (Citosina), G (Guanina) y T (Timina), que además sólo pueden vincularse de cierta forma (A+T y C+G), pero no sólo eso, la escritura final, es en tripletes, llamados codones. 64 codones en total, pues son todas las posibles combinaciones de tripletes con las 4 letras.

¿Quién decidió esta organización, esta composición, este sistema de comunicación?

¿Quién escribe, cuando hablamos de “código genético”? ¿Quién codifica, quién decide la secuencia?

¿Cuál es el Orden Superior que recela en esta máquina?

¿El código se escribe solo, producto de una Inteligencia Superior, como si se tratara de una Inteligencia Artificial?

¿La máquina precisa de un impulso externo? ¿O en “modo cinemático” y como por arte de magia, es capaz de mover los hilos de la creación sin necesidad de otros que la activen?

¿Si no hay un “Dios detrás de Dios” que empiece la trama del juego, quién o qué detona la escritura del código que contiene las instrucciones de la vida?

“Genny, la máquina para codificar”, es una metáfora que busca evidenciar la contradicción que palpita en el código genético que heredamos –en una doble acción, la de recibir y la de dar–, y que hasta hace muy poco no podíamos alterar, situación que ha cambiado con los avances desenfrenados por tratar de incidir voluntariamente en ese proceso que llamamos la creación de vida. Así como editamos un texto en la computadora, o una imagen, o un video o un audio, ahora podemos editar el código genético (CRISPR). Maravilla y terror. Avance y retroceso al mismo tiempo.

“Genny, la máquina para codificar” hace alusión también al personaje de Mi bella genio, una joven genio que vive en una botella, como el personaje de las Mil y una noches, y cada vez que se le pide, cumple deseos alterando el curso natural de los acontecimientos, con todas las consecuencias que ello puede traer, tal como se puede advertir cuando hablamos de editar el código de la vida en busca de ¿qué? ¿mejoras, subsanar fallas, errores, defectos, enfermedades? La alteración del curso natural de la vida tiene implicaciones apenas vislumbradas, y “Genny” se plantea como un dispositivo que dispare nuevas preguntas a propósito de este impulso por “editar” la vida, directamente en el código.

En paralelo, Genny tiene una hermana virtual, producto de un juego realizado en colaboración con Héctor Exandro, quien ha programado un teclado que permite codificar cualquier texto (tomado de otro lugar, o escrito en vivo y en directo), y plasmarlo en “codones”, que son los tripletes de los que hablaba al inicio de este texto.

JUEGA CON EL CÓDIGO

Ingresa a mgmx.link/teclado.html y “traduce” el texto que quieras en el formato de codones, creando tu propio código.