Una batalla por la vida

Presentación para MITOCONDRIA / Inmersión en el linaje materno

Pensar en la mitocondria, más allá de su origen y composición, de su función y utilidad, es pensar en el principio de todo, en las razones del “estar y ser”, aquí y ahora.

La mitocondria no sabe que es la fuente de la vida, no sabe que de su salud depende la salud del cuerpo individual y el cuerpo colectivo, el “colectivo de colectivos” que nos hacen ser humanos. La mitocondria no sabe que viene migrando desde hace 2 mil millones de años, y que en su interior resguarda un tesoro, “el código de eso que llamamos energía”. Toda la energía vital en un grano de arena.
La mitocondria no tiene género, ni sexo, ni consciencia, pero nosotros sí, y lo que hacemos con esa información ha definido lo que hemos hecho y construido desde hace 200,000 años como homo sapiens. Que sólo las mujeres hereden las mitocondrias a su descendencia, es un acto más poético que político, sin embargo, simbólicamente, nos permite construir un nuevo relato. Son las mujeres y los feminismos quienes encabezan la defensa de la humanidad frente al poder avasallante que todo lo consume, el heteropatriarcado, el capitalismo salvaje, la necropolítica, el antropocentrismo obsceno y obcecado.

No sólo está en disputa el cuerpo como territorio físico y espiritual, simbólico y material, sino el relato mismo de esa disputa. La violencia es permanente y sistemática, deliberada y orquestada desde todos los frentes y ámbitos, primero y, desde hace siglos, contra las mujeres, pero también contra las infancias, contra lxs ancianos, contra lxs débiles, contra las disidencias , contra los animales, contra la naturaleza, contra los sentimientos y las emociones, contra el cuerpo, contra el “otro” ese que también soy yo. La batalla es contra la humanidad y lo humano, pero también contra la vida y lo vivo.
El encuentro que este proyecto ha propiciado en los ámbitos de las ciencias, las artes, las humanidades y la tecnología, nos permite colegir que, “origen no es destino”, y que es el trazo y el viaje los que marcan nuestro devenir. Desde la primera de nuestras ancestras, vivir ha sido y es una decisión, y la forma en que vivimos es un acto político, en toda la extensión de la palabra. Indagar en el pasado sólo tiene sentido si nos ayuda a fortalecer la decisión de ser quienes somos aquí y ahora, y forjar con mayor claridad quiénes queremos ser y hacia dónde queremos ir. Cambiar ese rumbo es nuestra decisión, y lograrlo es nuestro desafío.

Coincidimos con la postura que han expresado varixs de lxs participantes en este proyecto, para contravertir (revertir+controvertir+contravenir) y rebasar el relato que se estaciona en la sola idea de la mujer violada por el conquistador, sometida y sumisa, para ofrecer un relato que identifica y celebra el mismo espíritu que comparten las mujeres de hoy con el de nuestras ancestras, plenas de poder para cruzar el mundo entero en busca del futuro, lo mismo guerreras que amantes, dadoras de vida, pilar del mundo. Mujeres de antes, mujeres de hoy, que se unen a través de un hilo milenario, escondido en un grano de arena que llegó de las estrellas.

El proyecto entero, y la propuesta expositiva por derivación, se sostienen en el concepto integral de comunidad, donde colaboración y cooperación dan viabilidad y sostén a nuestros legados históricos, culturales y sensibles. Entendemos la endosimbiosis –y nos la apropiamos– como una forma de sobrevivir, como posibilidad de adaptación pero sobre todo de transformación.
No se trata de hacer ciencia o arte comprometidos, sino de comprometernos con la vida desde lo que hacemos, y no renunciar. Nutrir a la mitocondria conscientemente es alimentar la vida, dotarla de sentido y de propósito, pues de eso se trata todo, de vivir a propósito.