De músico, poeta y loco… todos tenemos un mucho… no un poco


COLABORACIÓN CON IVÁN MACEDA, de Radio Abierta, para presentar el número 13 de TOING, revista digital realizada por personas que tienen alguna experiencia psiquiátrica.

Antes que nada, quiero agradecer a Iván Maceda la generosa invitación que me hizo a presentar el número 13 de la revista TOING hace unas semanas. Desde que me platicó sobre este proyecto, no he dejado de sorprenderme, tanto por el proyecto editorial, como por el proyecto radiofónico y por la “red de radios locas” aliadas, sin duda un hallazgo para mí en todos los sentidos.

Es de mala educación hablar de uno mismo, más allá de los protocolos de costumbre. Sólo diré que desde los 17 años trabajo en medios, y estoy por cumplir 47, lo que quiere decir que he cometido la locura de acumular casi 30 años de experiencia en medios impresos y digitales, además de dedicarme, contra todo acto de cordura, a la poesía y la literatura como formas de vida y de conocimiento, pero sobre todo, como forma de cultivar amistades.

Vidas ejemplares

La relación entre creación y trastorno aún no ha sido aclarada del todo, quizá –ojalá– nunca lo sea… y sería inútil a mi entender el tratar de descifrar algo que está en manos de los especialistas y estudiosos.

Lo cierto es que podemos identificar un vínculo estrecho entre las alteraciones de la mente y sus creaciones, con sus demonios internos y sus formas de enfrentarlos, solos o acompañados.

Sobran los ejemplos, a lo largo de la historia, de artistas, creadores, científicos, pensadores y figuras públicas que vivieron alguna experiencia psiquiátrica, o padecieron de algún trastorno mental:

La lista es enorme, casi diría interminable, y nos muestra que algunas de las mentes más relevantes de todos los tiempos sufrieron, la mayoría sin descanso, de estos padecimientos, lo que afectó de una u otra forma sus obras, mal para ellos, pero en la mayoría de los casos, bien para nosotros. No podemos imaginar qué sería de nosotros sin sus obras:

Leon Tolstoi / Ernest Hemingway / Philip K. Dick / Franz Kafka / Virginia Woolf /Sylvia Plath / Ezra Pound / Edgar Allan Poe / Mark Twain / Tenessee Williams / Friedrich Nietzsche / David Foster Wallace / Jack Kerouac / Antonin Artaud / Vincent van Gogh / Edvard Munch / Salvador Dalí / Camille Claudel / Jackson Pollock / Robert Schumann / Vaslav Nijinsky / Charles Baudelaire / Goya / Mozart / Miguel Ángel / Leonardo Da Vinci / Claude Monet / Abraham Lincoln / Ludwig van Beethoven / Norman Mailer y un larguísimo etcétera.


Esquizofrenia, bipolaridad, depresión, ataques de ansiedad y de pánico, demencia, y la consiguiente visita y estancia en instituciones psiquiátricas… la lista de padecimientos, trastornos, cuadros o enfermedades, también es extensa y variada, y nos plantea una verdad adicional que quizá no queramos ver aunque esté frente a nuestros ojos: que todos, de una u otra forma, padecemos de algún trastorno, y que esto es cada vez más frecuente, al grado de preguntarnos si existe alguien que no presente algún cuadro en la actualidad. El que esté libre de locura que tire la primera piedra.

La pregunta de si la locura fue primero o lo fue la creación y la genialidad, es relevante, en tanto que tenemos que entender que es precisamente el mundo y sus conflictos actuales el que nos pone a prueba todos los días. En otras palabras, quién, en su sano juicio, puede permanecer cuerdo, sereno, sobrio, equilibrado y ecuánime frente a las atrocidades y barbaridades que nos golpean en la cara todos los días, frente al estrés de los otros, frente a la angustia colectiva.

¿No es la locura, así sea sólo efímera o momentánea, una vía de escape para que salga la presión acumulada? ¿Quién está más loco y quién está más cuerdo hoy en día, quien contamina con las peores sustancias el ambiente y se pone en riesgo a sí mismo también y a su familia, quien destruye la naturaleza por dinero aunque en esa forma de actuar vaya su propia destrucción, quien comete un crimen por gusto, o quien busca comunicarse con los otros en busca de armonía, quien desea transmitir conocimientos, quien desea y trabaja por el bien común y salta y baila y canta sobre las mesas, mostrando con ello que aún es posible la felicidad?

Quizá en otras épocas, quienes buscaban el origen del universo o la fuente del río Nilo, en el centro de África, fueron considerados lunáticos, desquiciados, dementes… lo cierto es que hoy en día los herederos de esas locuras son quienes están más cerca de la salvación de la raza, las curas a todas las enfermedades, el fin del hambre y la sed. No es casual, tampoco, que se entiendan como sinónimos de loco o desequilibrado al poeta, al artista, al soñador, al visionario, al científico, al explorador, al inventor.

TOING, más allá de su importancia estética, que la tiene, y de sus contenidos, variados, ricos y deslumbrantes por la propuesta creativa, es un puente, un medio profesional de comunicación con “los otros”, “entre nosotros”.

Porque hay que entender que sólo hay un “nosotros”, los que compartimos el gusto delirante por la música, por la literatura y las artes, por las ciencias y la tecnología, por la locura de “hacer lo que nos plazca”, por la amistad, por la lectura, por el paseo, por la pérdida del tiempo.

En estos días en que la incertidumbre parece bañarlo todo con sus aguas, la única certeza que nos puede dar cierta estabilidad es creer en nosotros mismos, en nuestros sueños, en nuestras acciones y nuestra locura poética, creer en nosotros y en los otros.

Pensemos en que la demencia, el delirio, la locura, no pueden separarse del acto más relevante de nuestra existencia: el amor. No hay amor sin pasión, sin locura y sin delirio, no hay amor sin desequilibrio y sin entrega irracional. El mundo es nuestro, no es de los políticos ni de las empresas ni de los criminales ni de los narcos, sino de nosotros, y así seguirá siendo mientras no renunciemos a seguir haciendo TOING en todas las cabezas donde puedan resonar los ecos de esta pasión.

Cuando era más joven, apenas en mis primeros meses en la universidad, en la carrera de Letras, un poeta chileno, maestro de toda la vida, Hernán Lavín Cerda, nos dijo a varios compañeros y compañeras algo que nos marcó para toda la vida: “de algo pueden estar seguros, si siguen escribiendo dentro de unos años, ya nunca podrán dejar de hacerlo”. Parecía una broma, pero muchos años después comprendimos que era cierto, escribir es y sigue siendo parte de nuestra educación sentimental, que como su nombre lo indica, vincula el sentir y el pensar.



La calidad literaria sólo se alcanza escribiendo, leyendo y compartiendo con los otros. Son ellos quienes nos proporcionan, con el tiempo, bases sólidas y algunas certezas sobre lo que hacemos, pero siempre será el gusto el que prive. Nadie puede juzgar la calidad de un texto más allá de su redacción y su sintaxis. Lo demás es gusto y apreciación.

Con 30 años de experiencia en medios impresos y digitales, periódicos, suplementos culturales y revistas, puedo decir sin ánimo de adularlos gratuitamente, que TOING es una revista profesional en todos sus aspectos, en la calidad de su diseño y en la calidad de sus contenidos, en su línea editorial y en su propuesta estética. Incluso, si no remarcara la aclaración en su portada de que se trata de una “Revista digital realizada por personas que tienen alguna experiencia psiquiátrica”, esto no sería visible, salvo por algunos contenidos que así lo señalan expresamente.

Por lo demás, y ésta sería mi única sugerencia en vista del gran equipo editorial que conforma la revista, perfectamente podría abordar otros ejes temáticos, en un acercamiento con otras disciplinas. Por ejemplo: Viajes & Viajeros, Personajes Ilustres, El Desierto, Museos de Vanguardia, Ciudades del Futuro, Arte & Ciencia, Robots, Genética, etc…

Sirva esta nota para invitar a otros a enviar sus textos, sus fotografías, sus ilustraciones y viñetas, obras gráficas, cómics, poemas, crónicas de viaje, para seguir alimentando el TOING que nunca debe dejar de resonar en lo profundo de nuestras mentes.