Visión del vacío


COLABORACIÓN CON MAYRA NAKATANI, para la exposición de Demián Flores y el arquitecto Luis Sánchez.

Tomar un espacio, ocuparlo, pensar en sus formas y volúmenes sin que exista todavía, darle su sitio al aire y a la luz para que se consientan en el placer del vuelo, proporcionar a las sombras rincones suficientes para dormir el sueño de las horas, entre el silencio de los metales y la madera, esa parece ser la vocación del arquitecto, como el que clava sus pensamientos en una materia que se evade y le da forma en sus sueños, hasta hacerlos tangibles.

Luis Sánchez parece vivir en una constante degustación del vacío. Sus espacios están construidos como santuarios para la convivencia entre las personas y las artes. Más preciso que decir una atmósfera de gozo, diría que construye en cada proyecto una biosfera que será enriquecida por los nuevos habitantes.



En su mayor placer la combinación que se plantea entre sus obras y la pintura, la gráfica y el diseño de mobiliario para habitar junto con él ese vacíos que quiere ser ocupado.

Destaca la idea de la estampa sobre vinilos autoadheribles, que sin duda funcionarán en un futuro próximo como soportes para nuevas formas de ocupar o convivir con los espacios: cristal, madera, metales, muros, techos y pisos, serán susceptibles a partir de ahora de ser tomados por asalto por las imágenes en movimiento. La propuesta es sencilla y atrevida, darle movilidad al espacio a través del arte.

es así que una pieza de demian flores podrá imprimirse en distintos formatos y soportes, para ser trasplantados de un techo a un piso, de una casa a otra, y con esto iniciará una nueva forma de itineración del arte. La imagen en movimiento cobrará su verdadero impulso al ofrecerse como un acompañante flexible y dispuesto a la convivencia, y no como una pieza estática y sujeta a las leyes de la inercia o la rutina. La arquitectura no sólo se une, sino que se suma de lleno a la propuesta integral de construir espacios habitables a través de las obras de arte.

En sus visiones combinadas, la galerista coma el pintor y el arquitecto se lanzan a una batalla perdurable, donde los sentidos caen bajo el influjo de una misma fuerza, la de crear dentro de la creación misma.



Es a partir de las obras en diálogo –incluye coma por supuesto, al mobiliario de diseño– cómo se construye un nuevo espacio para la convivencia y el descubrimiento de nuevas expresiones, como si se pusiera en práctica un juegos de transdisciplina, en el cual quien habita es también quien construye, y quién diseña es también quien da rienda suelta al sueño del dibujante. No hay más límite esos metros cúbicos, aparentemente sumidos en lo invisible pero siempre presentes.

La lección vendrá con el tiempo coma cuando los habitantes de estas casas continúen la aventura de la mutación, llevando consigo la semilla de esta nueva forma de apreciar y coleccionar arte, a través de espacios construidos en la visión de la comunidad y la convivencia.