Días de sombra


 Lo dije alguna vez, hace más años
 De los que tengo registrados 
 En mi calendario:
 Estallarán un lunes 
 Todas las ventanas,
 Y una luz fresca, 
 Arrebatando árboles de cuajo,
 Nos sacará de pronto 
 De la casa…
 Restañarán en esa imagen 
 Las campanas
 Y chocarán consigo mismas 
 Las aceras, 
 Las puertas, 
 Los andamios
 Y estos muertos que hoy nos adelgazan
 Como pesadas sombras
 Nos tirarán de las solapas,
 Nos gritarán al rostro 
 Y nos patearán el alma,
 Nos mirarán de fijo 
 Desde el fondo de su muerte,
 Sin saber si somos 
 O nos parecemos,
 Y no sabremos qué decirle 
 A nuestros hijos,
 Ni a los hijos de nuestros hermanos,
 Ni tendremos más aquellos argumentos
 Que nos definieron a los 20 años, 
 Que hicieron de nuestra sangre 
 Un fértil territorio para el sueño

 Alcanzaremos con las manos 
 La altura máxima del vuelo 
 De un pájaro sin freno,
 Mientras el ojo de la tarde 
 Cae como un colmillo 
 Sobre una mujer sentada en el desconsuelo,
 Y algo tendrá esta imagen de sueño del futuro,
 Algo tendrán estas nubes de pesadilla
 Cuando las recordemos
 
 Escurriéndose frente a las ventanas
 Recordaremos estos días aciagos
 Con un dolor sin nombre en las encías,
 Temblándonos las piernas ante la impotencia
 De no saber a ciencia cierta si la vida,
 Tendrá piedad de nuestros ojos 
 Y de nuestras manos,
 Y de las manos de nuestros hijos 
 Y nuestros hermanos,
 Si dejará que descansemos todos juntos 
 Un poco más sobre esta tierra,
 Tan sólo un poco más bajo la luz del rayo
 Antes de acompañar al aire 
 Y a las nubes en su fuga…

 Lo dije alguna vez, 
 Ahora lo recuerdo:
 Estallarán un lunes todas las ventanas
 Y una luz fresca, casi viva
 Nos sacará de pronto de la casa,
 Y el aire, 
 Los muros, 
 La escalera,
 En una procesión de marcapasos,
 Vendrán a edificar días y horas,
 Gajos de aire y tierra,
 Y no tendremos más remedio 
 Que alquilar un patio,
 Una banca en la plaza 
 Y recibir el martes…
 
 Abriremos los ojos un martes o un jueves,
 Para encontrar que la casa, 
 Los muros, la calle entera,
 Han decidido arrojarnos para siempre

 Es martes otra vez y las palabras, 
 Dejan de abrirse como las azucenas,
 Una sombra grave y siniestra se abate sobre nuestras cabezas 
 y la tiniebla no es más una agradable compañera..