Racimos


 Un árbol bastaría, un artefacto aéreo y abundante,
 un árbol sería suficiente para domar al sueño,
 un árbol hecho de trampas.

 Tan sólo un árbol decidido,
 un tobogán de jugos y pertrechos agitándose.

 Un árbol agitándose.

 No pido mucho, un árbol quizá, una manzana
 podrida, el giro de una rama clausurando a su
 paso el rumbo desteñido de la tierra, un espacio
 sin sombra, la luz enérgica y suficiente abriendo
 todas las zanjas de la vida.

 Una palabra bastaría para crear el árbol,
 una palabra enérgica,
 tal vez un verbo oscuro,
 ennegrecido por el aire y uno que otro racimo de sombras,
 una palabra hecha de zanjas

Revista de la Universidad de México